¿Pueden los diseñadores ser artistas?

Éste es uno de los grandes dilemas a los que se enfrentan los estudiantes de diseño gráfico, por lo regular, al inicio de la carrera, así como una de las confusiones más populares del público general ajeno al tema.

Y estos surgen a partir de varios estereotipos respecto a ciertas habilidades que se relacionan a ambos: el poder plasmar ideas de forma clara en una hoja de papel por medio de un lápiz, saber de composición, tener una personalidad excéntrica… y la lista sigue.

Tal vez creas que esta duda surgió por las actividades que ha llevado a cabo el diseñador o artista en pleno siglo XXI, con la ayuda de la tecnología. La verdad es que no es así.

Personalidades artísticas como Toulouse-Lautrec (quien se desempeñaba también como cartelista), Andy Warhol (que también fue reconocido como diseñador gráfico e ilustrador, rompiendo las fronteras entre diseño y arte) o Alphonse Mucha (que fue un artista multifacético al crear carteles para promocionar sus obras de teatro, a la par de sus pinturas) se adelantaron a su época siendo visionarios y decidieron volcar su genio y creatividad en ámbitos que aparentemente no les correspondían.

Uno de los famosos carteles que hizo Toulouse-Lautrec para el mítico Moulin Rouge.
Estampilla postal de Guinea que lleva como portada la obra Laurel de Alphonse Mucha. 1901.

Pero, ¿cómo fue posible que estos talentos alternaran entre una especialidad y otra? En realidad existen varias razones al respecto que, en conjunto, responden a esta pregunta. Pero, para preparar el terreno, es necesario comprender en términos exactos en qué consiste el arte y el diseño por separado.

Comencemos por analizar el primer caso: el artista.

De naturaleza rebelde y de espíritu libre, crea sus obras guiado principalmente por sus sentimientos, su intuición y por un discurso narrativo en particular. Mediante su trabajo, él busca despertar la conciencia del espectador o alguna reacción en especial, haciéndolo cuestionarse sobre lo que conoce y le rodea.

Para expresar su mundo interior y visión del mundo, hace uso en su mayoría de herramientas manuales (es decir, no automatizadas) y tradicionales como el lápiz, el pincel, la espátula, la pintura y el lienzo. Durante el proceso de creación, él es el único que interviene en la obra, pudiéndose dar el lujo de experimentar en el transcurso del mismo. El resultado final será una obra única y original que, si bien tuvo una intención y un significado inicial, podrá ser interpretada libremente por el público. Puede crear por encargo o simplemente por placer.

Ahora veamos el caso contrario: el diseñador.

Creativo con preparación académica y siempre al pendiente de las nuevas tendencias en su ámbito, expresa ideas y mensajes guiándose de métodos, técnicas y reglas de composición, generalmente con la intención de vender o promocionar un producto o servicio para el beneficio de un cliente particular, empresa u organización.

Para realizar su trabajo, si bien hace uso de herramientas como el lápiz para bocetar lo que tenga en mente y expresarlo lo más fidedigno posible, es indispensable que cuente con conocimiento técnico en computación, tanto en hardware (manejo de tableta gráfica, plotter, impresora) como en software (dominio de sistemas operativos como Windows o iOS, programas enfocados a diseño como Photoshop o Indesign, plataformas para almacenar y enviar datos en la nube, etc.) los cuales le permiten ejecutar tareas de forma automatizada para desempeñar eficazmente su cargo.

A diferencia del artista, el papel principal del diseñador es transmitir un mensaje y lograr que sea captado correctamente por el público meta, ya que de ahí puede deducirse si hizo bien su trabajo o no. Además, su trabajo es susceptible a cambios por petición del cliente y tiende a imprimirse, producirse y distribuirse en serie, en formatos tanto físicos como digitales.

Como podrás haberte dado cuenta, ambos cuentan con un distinto método de trabajo, intención, forma de presentar su resultado final y hasta de comunicarse. Pero, ¿qué aspectos son capaces de crear una coyuntura entre ellos y lograr que uno tome elementos del otro?

  • Ambos dependen de un factor clave que, sin él, no podrían crear absolutamente nada: la creatividad.
  • Su prioridad es comunicarse visualmente a través de un estilo propio.
  • Los dos producen obras u objetos que se pueden comercializar, intercambiar e, incluso, exhibir en una galería o tienda ya sea física o en línea.

Para cerrar el tema, y resumiendo, responderé a la pregunta inicial: yo creo que SÍ, y visceversa, y los tres aspectos mencionados anteriormente hacen que sea posible, lo que permite que puedan hacer aportaciones valiosas tanto de una modalidad como de otra.

Y aquí, a mi parecer, viene el PERO: siempre y cuando se esté consciente de apegarse al contexto, las condiciones de trabajo pero, sobre todo, a la intención de la obra.

¿Consideras que habrían circunstancias específicas en las que no pudiera llevarse a cabo? ¿Qué otros aspectos valdría la pena mencionar?

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